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Reflexiones de un pintor expresionista

Todo conocimiento es principalmente plagio. Un argumento a favor de que
todo conocimiento es vivenciado como plagio es el incómodo sentimiento
de culpabilidad que se experimenta cuando se expresa una opinión que ha
sido tomada prestada de algún otro, pero que aún no ha sido interiorizada.
El tiempo que tarda uno en «olvidar» la fuente puede variar, pero
finalmente, una vez consumado el olvido, el conocimiento pasa a
convertirse en parte de nuestro repertorio personal. La mala conciencia es
síntoma pues de que aún no nos hemos apropiado de ese conocimiento
particular. La diferencia así entre un conocimiento plagiado y uno propio,
es entre el ayer y el hoy. El plagio de ayer es nuestra autenticidad de hoy y
el plagio de hoy será nuestra autenticidad de mañana.

Eduardo Cohen. Hacia un arte existencial. Reflexiones de un pintor
expresionista, p. 97. Editorial Anthropos. Barcelona, España, 2004.

Reflexiones de un pintor

A pesar de que nos vamos formando a partir de lo que hacemos, nuestras
potencialidades nunca se encuentran realizadas del todo. Saber esto es
importante, no para justificar la eventual pobreza de nuestros logros, sino
porque es conveniente no identificar lo que hemos podido hacer hasta el día
de hoy con lo que podríamos hacer mañana. Es decir, aparte de la suma de
nuestros actos realizados, hay aún una reserva de actos posibles. Y debe ser
esta conciencia de que lo manifestado hasta ahora, si bien define lo que
somos, no agota fatalmente lo que podemos ser. Esta conciencia impide
resignarnos a lo dado, al tiempo que nos estimula a «recrear» nuestra
identidad cotidianamente.
Eduardo Cohen. Hacia un arte existencial. Reflexiones de un pintor
expresionista. p. 26. Universidad Nacional Autónoma de México, México,
1993.

Obra y vida de Eduardo Cohen

Mi papá fue muy cercano a mí, a mi mamá y a mis hermanos. También fue muy cercano con sus hermanos, con su papá y su mamá. Tuvo muchos amigos que lo buscaban de manera continua porque fue muy receptivo, inteligente y con un gran sentido del humor.

Mi papá leía novelas, psicoanálisis, filosofía, sociología y ciencias políticas. A partir de los 34 años se dedicó a pintar todos los días, realizó unas 30 exposiciones en México, en Estados Unidos, en Israel y en Australia. Escribió un libro publicado en la UNAM llamado “Hacia un arte existencial”. Hoy en día tenemos 2 800 cuadros de estilo expresionista, realizados con tinta, con acuarelas, con pasteles y con óleo.

En este año hicimos dos exposiciones y hubo un gran número de personas que visitaron las galerías y compraron varias obras. Hoy ya tenemos la página en internet en donde aparecen las 2 800 obras, su trayectoria como artista y un blog cada mes. Ha sido un gran artista y una gran persona, pero murió hace 24 años. Su obra se sigue vendiendo porque causa una fuerte impresión y para su familia tiene importantes consecuencias: lo extrañamos profundamente, pero al ver su obra volvemos a verlo a él y recordamos todo su pasado y su relación tan cercana con nosotros.

Sus hermanos, sus sobrinos y sus amigos siguen teniendo relación con mi mamá, conmigo y con mis hermanos porque nosotros también hemos sido cercanos con ellos porque una vez que murió mi papá ocupamos su espacio para relacionarnos con todas estas personas. Nosotros cuatro somos parecidos a mi papá en la relación con las personas que estaban cercanas a él. Nosotros cuatro somos receptivos, inteligentes y tenemos un buen sentido del humor, igual a como fue mi papá.

Es doloroso que haya muerto tan joven pero aún tenemos muchos recuerdos de él, tenemos una gran cantidad de sus obras y mi mamá, yo y mis dos hermanos somos muy parecidos a él. Es una buena consecuencia, aunque murió, su sentido del humor, su inteligencia y su receptividad se transfirió a nosotros cuatro y una parte de él sigue viviendo dentro de nosotros.

Moisés Cohen Shabot

El maestro Eduardo Cohen

Al leer el blog del maestro Eduardo Cohen, mi memoria recorre el tiempo al año 1995.

Lalo. como todos lo llamábamos, fue un excepcional dibujante, el más creativo, culto, productivo y con un humor único.

Hablaba de música, teoría del arte, de política, y muchos temas más, provocando un enorme despertar en nosotros, motivaba con gran provocación el interés por el conocimiento, la cultura, la información y la crítica.

Cuestionaba todo lo que pudiéramos decir y nos ponía siempre en duda………………….

Esto además de su gran talento como maestro de dibujo, nos dio una mirada amplia y creativa en el quehacer artístico.

Recuerdo con tristeza, unas semanas antes de su muerte, fui a visitarlo y me dijo:

“Vas a mi taller, recoges las tablas, las patas de gallo y das la clase de dibujo”

Estas palabras retumbaron en mi mente como una orden ……………

Yo no me sentía capaz, no entendía en lo que este hombre me estaba metiendo………….

Como pude, me armé de valor y poco a poco fui creando un programa de dibujo, que hasta el día de hoy sigue enriqueciéndose.

Estoy muy agradecida por su visión, por el legado que me heredó y el impulso que me dio.

Esto le da una enorme satisfacción y sentido a mi existencia, así como también me da la posibilidad de transmitir su enseñanza a muchos jóvenes, que hoy en día son profesionistas en las diversas áreas del diseño y la arquitectura.

Estas tablas y patas de gallo, hasta hoy en día, siguen siendo el soporte para la enseñanza del dibujo y pudiera afirmar que contienen el misterioso espíritu creativo del maestro Lalo…

Lalo cambió y amplió la mirada de todos los que lo conocimos

Mi gran admiración por el maestro y extraordinario dibujante Eduardo Cohen (QEPD)

Así como también por el gran talento que Esther y su familia tienen

Con mucho cariño y agradecimiento

Emilia Yedid

Mi papá Eduardo Cohen

 

Me llamo Moisés Cohen y soy el hijo mayor de Eduardo Cohen y Esther Shabot. Tengo dos hermanos, Leo y Sari. Voy a platicarles algunos recuerdos importantes que para mí  pueden ilustrar la historia, la personalidad de mi padre y del pintor a quien amo y admiro.

Mi papá nació en 1939, era el octavo hijo de diez. Su familia era pobre y se tuvieron que mudar varias veces de casa porque no terminaban de pagar la renta.

En la escuela, cuando tenía 10 u 11 años estaba haciendo dibujos mientras el maestro estaba dando su clase. Al pasar junto a mi papá el maestro le dice a todos: “mientras nosotros estamos estudiando miren ustedes lo que hace Cohen” levantando su dibujo y mostrándolo ante toda la clase, poniéndolo en ridículo frente a sus compañeros. Esta historia marca el inicio de su trayectoria como pintor, a él le importaba más dibujar que oír a un maestro que no era empático ni capaz de ser un buen educador.

En primero de comercio, a los 13 años, mi papá se enferma de tifoidea. Se queda en su casa un par de meses y al final del año reprueba. Sale de la escuela y empieza a trabajar a esa edad como cargador en una bodega con su cuñado. A los 17 años entra a la escuela de San Carlos para aprender y dedicarse a pintar en un futuro. Ahí conoce a su amigo Jorge Saldívar, con el cual tuvo una amistad muy cercana por 38 años. Cuando tenía 15 años se une a una empresa fabricante de ropa femenina fundada por Pepe, su hermano mayor y entra también su hermano Beto, que es dos años más grande que él. Se casa a los 24 años con mi mamá y yo nazco cuando él tenía 25.

Mi papá fue un gran autodidacta. Leía muchas novelas y ensayos de sociología, de ciencias políticas, de historia, de filosofía y de psicoanálisis. Escribía muy bien, su libro publicado algunos años antes de su muerte se tituló “Hacia un arte existencial, reflexiones de un pintor expresionista”, editado por la UNAM, el cual yo disfruté mucho. Debido a su influencia yo estudié Psicología y Filosofía en la universidad de Tel Aviv y al regresar a México varias veces conversamos sobre temas relacionados con estas dos carreras.

Una parte muy importante de su vida que me incluye a mí y a Leo (mi hermano) fue su pasión por el fútbol. Cuando Leo y yo éramos niños íbamos todos los domingos al parque de Lope de Vega a jugar fútbol con mi papá, él jugaba dos veces por semana fútbol de salón y lo disfrutaba mucho. Cuando éramos adolescentes jugamos muchas veces con él en Cuernavaca. Él era el único adulto que jugaba con nosotros y era un líder de su equipo, más adelante, cuando Leo y yo fuimos adultos, hicimos un equipo con mi papá y con varios amigos para entrar a un torneo  y para mí fue una gran experiencia compartir con ambos esta pasión que siguió construyendo un vínculo cálido y cercano entre nosotros.

Mi papá se retiró de la empresa que tenía con sus hermanos a sus 34 años y, aunque pintaba desde varios años atrás, se dedicó solo a seguir pintando y a dar clases de pintura. Fue un gran pintor expresionista y un maestro muy querido y respetado por sus alumnos. Hizo una gran cantidad de exposiciones en México y en el extranjero. Curiosamente nunca le interesó mucho vender sus cuadros. Para él la pintura era una pasión que le daba sentido a su vida, sin importar si compraban sus cuadros o no.

Siempre tuvo un gran sentido del humor que compartió con mi mamá y que yo heredé, al igual que mis hermanos. Pienso que ese sentido del humor también se infiltraba en sus cuadros, el cual daba a sus personajes una apariencia llamativa y elocuente, como una vertiente del expresionismo.

A los 48 años tuvo cáncer de próstata. En aquellos tiempos era poco probable que los hombres se hicieran análisis previos y resultó que el cáncer se empezó a expandir y las metástasis provocaron que muriera a los 55 años. Yo actualmente tengo 53 y lloro seguido, acordándome de él bajo la sombra que me atemoriza, ya que en dos años voy a tener la edad en la que él murió.

Mi papá pintó aproximadamente 3 000 obras. Dibujos, pasteles, óleos y tintas. Una pequeña parte de ellos van a aparecer en su página y este proyecto realizado por mi mamá y por mí consistió en fotografiar todas sus obras, transferirlas a un programa llamado Lightroom y subirlas a internet, además de publicar su biografía, escribir blogs sobre su vida y sus obras.

Para mí este proyecto me conmueve pensando que estoy reparando una parte de su vida como artista y como padre, además me trae muchos recuerdos que me hacen derramar lágrimas de manera cotidiana. Me interesa mucho que el público conozca sus obras y lea los blogs que aparecen en su página para conocer su vida y sus emociones, que contemplen sus pinturas, que experimenten asombro y perciban su alegría y su dolor que se mezclan en su estilo expresionista. Para mí, esto que he hecho junto con mi mamá, es una especie de curación al regresarle a mi papá una pequeña porción de actos dedicados a darle brillo a su obra y a su posición de pintor, además de haber sido un padre inteligente, cariñoso, sensible y empático.

Sigo pensando que él me dio a mí mucho más de lo que yo le he dado.

 

Moisés Cohen.