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Eduardo Cohen (Perspectiva de Esther – Esposa)

Eduardo Cohen fue mi marido durante 31 años, por lo que fui testigo de su
desarrollo artístico más productivo e intenso. Disciplinado y voraz lector,
compensó su falta de educación formal en los círculos académicos
tradicionales, con una curiosidad insaciable que lo hizo acercarse a un
sinnúmero de disciplinas, más allá del campo de la estética.
Llegó a tener una visión tan amplia del quehacer humano, que conjuró los
clichés más socorridos y se atrevió a poner en duda las certezas más
petrificadas por el establishment social de su tiempo. De ello dan fe sus
escritos, en los que manifestó su rechazo a las fórmulas solemnes y su uso
del humor autocrítico y ácido para desarmar los lugares comunes y la
autocomplacencia que privaba en ciertos círculos privilegiados.
Generoso con sus alumnos y genuinamente amoroso con sus seres
queridos, enseñó con el ejemplo. Nunca estuvo dispuesto a transigir para
ser aceptado, por lo que su obra fue desafiante, provocadora, nunca
dispuesta a la cursilería ni mucho menos a las exigencias de los snobismos
diversos que florecieron en su tiempo.
Esther Shabot, julio, 2022.

Los propósitos de la mirada

Lo interesante en Eduardo Cohen es que llega a la risa por medio de la
ironía; él detesta la broma superficial, la bobería televisiva o
cinematográfica; lo que él integra a sus creaciones es la modernidad de esa
altísima forma de conciencia que es la actitud irónica.
Eduardo Cohen fue un ironista finísimo, con su lápiz o sus plumillas era
capaz de sumergirse en la tontería mundana y sacar, como lo hacen los
buzos, los restos del naufragio. Sus personajes están instalados en el
descrédito del humor, en la risa sardónica que nos devuelve una realidad
cruel. Cohen lejos de refocilarse con la vacuidad del mundo, se muestra
dolido por ella. Lo que hace es mostrarla para que la combatamos, para que
sepamos que existe…

Andrés de Luna. Los propósitos de la mirada. UNAM, p. 26, 1997.

Hacia un arte existencial. Reflexiones de un pintor expresionista

Mis dibujos son resultado de una vista afectada por la miopía, por una serie de manías y obsesiones, por preferencias y fobias, por el amor y el odio que me despiertan las cosas; en fin, por lo que yo soy y por lo que los objetos y las personas significan para mí en este instante, expresado con lo que el material que esté usando me permita decir.

Para experimentar el mundo no poseemos más que nuestros sentidos y tendremos que escucharlos aunque muchas veces nos den «malos» consejos porque es el único modo de hacer saber a los demás la forma particular en que percibimos al mundo.

                  Eduardo Cohen

                   p.185. UNAM, 1993, México

                

LAS LÍNEAS DE EDUARDO COHEN

                                                                    NOÉ JITRIK, 1991

Recato es una palabra que conviene a la figura -digo figura y no sólo persona- de Eduardo Cohen. O quizá más bien delicadeza. O las dos juntas. Me imagino que ambas son como calles paralelas que al mismo tiempo se cruzan y que producen, en el punto en que se tocan, un efecto de máscara, sin que eso quiera decir que haya habido un ocultamiento o un deseo de hacerlo.

Quiero decir que recato y delicadeza, cualidades que son al mismo tiempo líneas, de conducta o de sentido, constituyen el esquema central de su trazo de artista, en el cual las líneas físicas que cualquiera puede ver, poseen ese mismo carácter, son recatadas y delicadas pero no en sí, como si meramente adhirieran o pertenecieran a un estilo personal, sino que están al servicio de algo tumultuoso, anterior, que el efecto que produce su cruce intenta siempre amortiguar.

Con motivo de la exposición de Eduardo Cohen de la serie de máscaras y situaciones.

Extractos del texto de la crítica Alaide Foppa, aparecido en el Suplemento «La Onda» del periódico Novedades, 27 de febrero, 1977, México.

Eduardo Cohen apareció en los años setenta con algunas exposiciones en institutos culturales, la galería Misrachi y en Estados Unidos.… Acre, incisiva y caricaturesca, su pluma revela un mundo distorsionado y grotesco. Los cuerpos aparecen casi siempre desnudos, pero con una pobre desnudez. Senos fláccidos y alargados; pequeños penes ridículos; hombres obesos y mujeres escuálidas; los dedos de los pies, en el lenguaje de Cohen, están trazados con una deformación casi permanente. Los dedos de las manos, cuando los dibuja, son huesudos, casi prensiles, y terminan como tenazas. Las parejas son grotescas.

…Pero al mismo tiempo, con irónica complacencia, el artista nos describe las elegantes volutas, los arabescos que adornan los respaldos de las sillas, las graciosas columnas de una balaustrada, la perilla que remata una evocativa decoración de mimbres art-noveau. Entre frívolos adornos viven estos seres desnudos, sólo cubiertos por máscaras crueles…De la sinceridad del artista, no dudamos. Como él mismo dice: «estos seres descerebrados y de cuencas vacías han irrumpido si haber sido invitados».

El maestro Eduardo Cohen

Al leer el blog del maestro Eduardo Cohen, mi memoria recorre el tiempo al año 1995.

Lalo. como todos lo llamábamos, fue un excepcional dibujante, el más creativo, culto, productivo y con un humor único.

Hablaba de música, teoría del arte, de política, y muchos temas más, provocando un enorme despertar en nosotros, motivaba con gran provocación el interés por el conocimiento, la cultura, la información y la crítica.

Cuestionaba todo lo que pudiéramos decir y nos ponía siempre en duda………………….

Esto además de su gran talento como maestro de dibujo, nos dio una mirada amplia y creativa en el quehacer artístico.

Recuerdo con tristeza, unas semanas antes de su muerte, fui a visitarlo y me dijo:

“Vas a mi taller, recoges las tablas, las patas de gallo y das la clase de dibujo”

Estas palabras retumbaron en mi mente como una orden ……………

Yo no me sentía capaz, no entendía en lo que este hombre me estaba metiendo………….

Como pude, me armé de valor y poco a poco fui creando un programa de dibujo, que hasta el día de hoy sigue enriqueciéndose.

Estoy muy agradecida por su visión, por el legado que me heredó y el impulso que me dio.

Esto le da una enorme satisfacción y sentido a mi existencia, así como también me da la posibilidad de transmitir su enseñanza a muchos jóvenes, que hoy en día son profesionistas en las diversas áreas del diseño y la arquitectura.

Estas tablas y patas de gallo, hasta hoy en día, siguen siendo el soporte para la enseñanza del dibujo y pudiera afirmar que contienen el misterioso espíritu creativo del maestro Lalo…

Lalo cambió y amplió la mirada de todos los que lo conocimos

Mi gran admiración por el maestro y extraordinario dibujante Eduardo Cohen (QEPD)

Así como también por el gran talento que Esther y su familia tienen

Con mucho cariño y agradecimiento

Emilia Yedid